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Foto del escritorDalila Flores

Centenario de sensibilidades organizadas

El mes pasado se celebraron los 100 años de The Walt Disney Company y no podía resistir las ganas de hablar al respecto. El año de 1923 sin duda marcó un hito histórico en el mundo de las industrias culturales. Pero más allá de hacer un repaso genealógico sobre las obras y personajes que han nacido en estos estudios, quisiera colocar un par de reflexiones sobre la dinámica que se pone en juego en estas interacciones entre instituciones culturales y sociedad.


Fue interesante observar el número abrumador de fotografías, publicaciones, historias y videos en torno a la conmemoración de este centenario. En primer lugar, porque dicho júbilo no se confinó a lo individualidad, a las salas de cine o a las salas de televisión, claro que no; se extendió de manera sincrónica. De repente se compartían fotografías en el famoso castillo, imágenes de los personajes favoritos, selfies con filtros… fue como una enunciación social, una pronunciación en colectivo. Todo esto mostró lo que ya bien conocemos sobre las redes sociales y el mundo sociodigital: una realidad “expandida” que no es solo una interacción superficial entre amigos y conocidos, sino que en su profundidad va tejiendo una red de emociones y afectividades...recordemos que al generar datos y al ceder esta información, creamos también un tipo de almacén afectivo en donde se pueden encontrar conjuntos de ideas, preferencias, decisiones y posturas: imaginarios. Para el caso de este evento, por un día, estos conjuntos afectivos emergieron a la luz pública; ante la campanilla conmemorativa, se desplazaron imaginarios.


Recuerdo que vi el documental conmemorativo “Érase una vez un estudio” (disponible en plataformas de la industria) con mi papá y pude notar cómo al final hacia su mejor esfuerzo por contener las lágrimas; lo recuerdo decir “es que eso me tocó a mí”. Y justamente a raíz de esa experiencia surge la pregunta que dirige la segunda reflexión ¿qué se moviliza a través de los bits y pixeles que compartimos y consumimos en nuestros respectivos espacios sociales? Cuando hablamos específicamente de este evento yo pondría algunas palabras clave: sensibilidad, inscripción, pronunciamiento. La elección de sensibilidad responde a ese conjunto emocional contenido y expresado, esa capacidad de incidir en la expresión de identidades a través de lo que los contenidos de la industria representan, la organización de la memoria y la activación de los sentimientos. La inscripción nos hace pensar sobre en una transmutación de esa sensibilidad, al acto de dar voz a esas emociones y vincularlas con el entorno. Finalmente, el pronunciamiento coloca: otorga posición a esa voz dentro de un “algo” mayor, dentro de un colectivo en donde se aceptan, incorporan o disputan las prácticas, las decisiones y los imaginarios.


The Walt Disney Company es sin duda una institución cultural que atraviesa generaciones. Esto se escucha muy lindo, pero en realidad ¿qué implica este contacto atravesado?

Hay en juego un contrapunto de memorias en operación: una forma operativa de imaginarios sensibles. Disney ha construido al pasar de los años un interruptor de lo sensible y aquí me permito colocar un poco de teoría para agregar “magia” a la reflexión. El filósofo francés Jacques Rànciere propone una “división de lo sensible” que organiza quien puede silenciar, hacer audible, visible o invisible según las competencias y la labor que desempeña dentro de la sociedad. Estas divisiones funcionan con base a complejas relaciones y distribución de posiciones, pero al final del día, lo sensible delinea la percepción de la realidad.


El anuncio de esta celebración logró reclutar memorias, emociones y grupos, “encendió” un ángulo de lo sensible que antes estaba “apagado”. Con esa potencia de on-off de lo sensible, The Walt Disney Company no sólo nos estaría haciendo “viajar” a diferentes puntos históricos de nuestra línea del tiempo, sino que estaría regulando un “cuándo”, “dónde”, “qué” y “cómo” recordar y con eso pronunciarnos, articular una voz y una posición. ¿Cómo así? De la forma más “orgánica”.

Entre los múltiples elementos que distinguen a esta compañía, tomemos el ejemplo de la música. La música es una pieza medular en la construcción de las narrativas (por lo menos del estudio animado) y la empresa es totalmente consciente de esto pues desde sus inicios, han sido pioneros en su inclusión dentro de los contenidos. Steamboat Willie, en el año 1928 fue el primer cortometraje animado en incluir sonido (Wasko, 2020) y desde ese flechazo musical, la compañía no ha escatimado el uso de la música (¿quién no puede recordar una canción de Disney tan solo al leer esto?), en múltiples años y premiaciones han arrasado la categoría de mejor música y/o canción.


Ilustración 1. Cuadro principal de "Steamboat Willie", 1928.

Hoy en día, la misma compañía se mofa cariñosamente respecto a su propio uso de la música en el cortometraje realizado para la conmemoración de este ciclo en donde el personaje de Bella (1991) comienza a cantar y rápidamente es acompañada por otros entrañables personajes. Segundos después aparece el villano “Hades” (1997), quien fastidiado dice “sabía que esto iba a pasar”. Aunque no se profundizará aquí, es quizá de igual manera interesante reflexionar sobre la elección de este villano para la expresión de esta broma: Hades, el rey del inframundo (en latín Plutón), el único que puede transitar e interceder en los terrenos del subconsciente…




Ilustración 2. Cuadro extraído del cortometraje conmemorativo "Érase una vez un estudio"

La música es ampliamente conocida por detonar emociones y esto debido a sus signos, la capacidad de apropiación y mutabilidad que estos permiten. En la trayectoria de hacer mi tesis de posgrado, me llamó la atención la fuerte mención sobre la música siendo desplazada hacia otros contextos ajenos al contenido de origen y cómo esta mutabilidad se iba introduciendo en una serie de negociaciones entre audiencia e institución que, al mismo tiempo, iba concatenando experiencia, emociones y memorias.

En otras palabras, cuando se da el contacto con la música desde un punto A de particulares líneas del tiempo, inunda una primaria emoción de contacto, poco se imagina la transformación de esta emoción a lo largo de los años y mucho menos lo que este proceso de transformación implica. Usualmente, del júbilo se pasa a la nostalgia y esta nostalgia involucra una añoranza por algo perdido. La nostalgia conlleva una interrelación entre dimensiones sociales, emocionales y materiales. Navegando un poco más profundo en esta interrelación, es interesante pensar en cómo se convierte parte de un catálogo interno, cómo se interioriza y cómo acompaña en muchas decisiones íntimas y de esta forma, configura coordenadas de acción y de realidad. Por colocar tan sólo pequeños ejemplos: al elegir un destino vacacional, al construir la idea de alguna cultura sobre la cual se basa la última película, al dialogar sobre las memorias o al re-producir determinados mensajes gestados a partir de una reacción emocional o experiencia unida a estos contenidos.


Eso hace la música: en su reproducción, internaliza, en su flexibilidad, transforma y en su mutabilidad, compone.

De esta forma, en lo sensible, la música puede ser figura de fisura o mantenimiento, en conceptos de Rànciere, puede ser policía o política, pero sí, algo es sin duda, algo más interno en los cuerpos y en las memorias de lo que se logra escuchar en una primera vuelta, algo más bien acorde a la semiosis de símbolos, a los oídos que la incorporen y los cuerpos que la reproduzcan.


Es interesante mirar la trayectoria de uso de este elemento por ésta y cualquier otra institución cultural porque, así como es un elemento inocente cuyos símbolos parecieran disolverse en el tiempo, es también un símbolo dactilar y participativo.

¿Cuántos elementos sensibles controla The Walt Disney Company? No hay cuerpo sensible que de alguna u otra forma no haya pasado por el dedazo de estos.

Son 100 años en el negocio de los sueños, dicen por ahí…



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Rancière, J. (2009). La división de lo sensible. Estética y política. https://poderesunidosstudio.files.wordpress.com/2009/12/jacques-ranciere-la-division-de-lo-sensible1.pdf

Wasko, J. (2020). Understanding Disney. The Manufacture of Fantasy. Polity Press.




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