Por Carlos Fernando Rodríguez Castillo
Tintas en investigación
Disponer de un solo contenedor para la llamada “basura” parece ser la solución a la proliferación de residuos que se generan día a día. Parece que nos comprometemos más a la separación de residuos en aquellos espacios –públicos o institucionales– que sí cuentan con los recursos para desarrollar tan importante y apremiante labor. Pero ¿qué cantidad de residuos generamos al día? En el año 2023 un solo habitante mexicano fue capaz de generar 994 gramos de basura al día. Esto se traduce en 115,068.50 toneladas residuales diarias en todo el país. Esta enorme cantidad de residuos impacta de manera negativa. ¿Cómo podemos mitigar ese impacto?
La degradación de los residuos
Un residuo es un material o producto de un proceso mayor que ya no cumple su función primaria, y se contienen en un espacio. Los residuos se pueden encontrar en un estado sólido, semisólido, líquido o gaseoso .
La generación de biogases nocivos para el ambiente, la liberación de sustancias agotadoras de ozono (SAO) que conllevan a la presencia de lluvias ácidas copiosas y temporales meteorológicos irregulares; la contaminación de los suelos y de los cuerpos de agua, daños a especies locales y proliferación de fauna nociva, la transmisión de enfermedades a partir de la proliferación virulenta, bacteriana y fúngica, son algunos de los riesgos asociados a la mala gestión de residuos.
Conocer si un residuo es biodegradable o no, más el tiempo estimado de su biodegradación, es un elemento de suma importancia que nos permite tomar decisiones sobre su manejo. El método Boethling a partir del parámetro I (que se utiliza mucho en Ingeniería Ambiental) permite establecer un tiempo estimado de degradación. Este parámetro analiza los grupos funcionales de los residuos o posibles arreglos moleculares de las sustancias.
Figura 1
Ejemplo de grupos funcionales, y dónde encontrarlos.
Una vez que se identifican estas estructuras, se comparan con bases de datos y se puede estimar un tiempo de biodegradabilidad. El parámetro I va desde el uno hasta el cinco, mientras mayor sea el parámetro, más rápida la degradación.
Los residuos frutales y vegetales suelen tener un parámetro I de 4, por lo que sólo necesitan días para degradarse. Los caramelos y azúcares tienen un parámetro I de 3, así que necesitan unas cuantas semanas para degradarse. Nos puede parecer poco tiempo en comparación con residuos forestales y aserrines que alcanzan un I de 2, por lo que necesitan meses en descomponerse.
Sin embargo, los restos de comida sin compostar generan metano, que es un biogás producido por las bacterias degradadoras de la materia. Este gas, genera efecto invernadero y contribuye al cambio climático. Compostar los restos de comidas genera abono natural y disminuye el uso de fertilizantes químicos que dañan los suelos y sedimentos al acumularse y absorberse.
Esta acumulación y absorción, también en los tejidos de los seres vivos, es otra de las aristas preocupantes alrededor de cuán contaminante puede ser un residuo. El coeficiente de partición octanol-agua (KOW) compara la solubilidad de un residuo entre dos medios inmiscibles (n-octanol y agua). Así se puede estimar si los residuos se acumularán, pues los valores de partición octanol-agua que se consideran normales oscilan en un rango entre 3 y 3.5.
Residuos con valores altos de partición de octanol-agua representan altos índices de acumulación y toxicidad. El pesticida diclorodifeniltricloroetano (DDT) tiene un índice de partición de octanol-agua de 6, por lo que es altamente contaminante y tóxico. Antioxidantes que se utilizan en la industria alimentaria, como el hidroxitolueno butilado (BHT), la terbutil hidroquinona (TBHQ) y el hidroxianisol butilado (BHA), alcanzan valores de hasta 5 de partición de octanol-agua. Hidrocarburos residuales que se encuentran en combustibles, plásticos y aceites industriales como el Antraceno y el Ciclohexano, alcanzan un índice de 4 de partición de octanol-agua.
Mientras más bajos los valores de partición de octanol-agua, mejor se distribuirán los residuos por el agua o aire. Aunque ello no significa que al bioacumularse en menor medida no provoquen toxicidad en algunas especies vivas. Es el caso de fármacos como la aspirina cuyo índice de partición de octanol-agua es de tan sólo 3, no deja de ser nocivo para especies lacustres como peces, flora acuática, moluscos y anfibios locales, así como para especies terrestres de roedores, marsupiales, felinos y otros.
En el caso de las aguas residuales, remediarlas implica una Demanda Química de Oxígeno (DQO). Aguas levemente contaminadas demandan 250 mg de oxígeno por cada litro de agua, a diferencia de agua potable que sólo requiere 10 mg de oxígeno por cada litro. Las descargas domésticas pueden implicar una demanda química de oxígeno de 500 mg por cada litro. Si a eso se le suma que se desechan toallas húmedas, toallas sanitarias y tampones por el inodoro, los sistemas de alcantarillado pueden obstruirse lo que provoca más contaminación y proliferación de enfermedades.
¿Qué hacer con los residuos?
“No tengo que preocuparme por separar, puedo tirar todo lo que quiera donde quiera, y el municipio se encargará de clasificarlo”
La reducción y reutilización de materiales es un elemento prioritario para disminuir la generación de residuos. Pero el buen manejo de residuos , ya sea en en el entorno urbano a partir de la disposición en contenedores con la iconografía correcta, o al interior de nuestros hogares desde una correcta clasificación, permite su procesamiento de manera eficaz. Clasificar y separar, son dos pasos prioritarios que de la mano permiten que los residuos puedan tratarse de acuerdo a su tiempo de degradación y minimizar el impacto ambiental.
Figura 2
Disfrutar de entornos verdes, limpios y ricos en biodiversidad, de lluvias frescas en tiempos regulares a partir de una estabilización estacional; contar con tierras fértiles, mantos acuíferos limpios y agua potable. Respirar aire fresco y libre de alergenos, disminuir la proliferación de patógenos, insectos y alimañas, controlar la emisión de biogases, de sustancias agotadoras de ozono y metales pesados son algunos de los beneficios que podemos disfrutar si sostenemos un manejo integral de los residuos.
Glosario
Residuo: Remanentes de un proceso previo. No cumplen con una función aparente, y deben ser remediados para evitar impactos ambientales. Comúnmente llamados “Basura”.
DQO: Demanda química de oxígeno. Parámetro que mide la cantidad de oxígeno requerido para remediar un efluente contaminado con algún residuo.
Biogás: Material volátil y combustible. Resultado de la remediación de residuos.
Método KOW de Meyland-Howard: Representa qué tan tóxico es un residuo. A mayor magnitud, mayor será su bioacumulación y, por ende, su toxicidad. Un valor normal se encuentra entre 3 y 3.5.
SAO: Sustancias agotadoras de ozono. Liberadas por algunos residuos inorgánicos.
Método Boethling: Método para identificar la biodegradabilidad de un componente. Se basa en los grupos funcionales presentes en componentes químicos, para de este modo, estimar su tiempo de biodegradación.
Bioacumulación: Acumulación de componentes químicos en tejido vivo. Su prolongación, se relaciona con la toxicidad del componente per se.
Porcentaje de remoción: Una eficiencia que determina cuánta materia inorgánica se oxida, frente a la materia orgánica presente. Porcentaje de remoción de carga contaminante esperada, o deseada.
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