La democratización del arte
Ya en 1972 John Berger insistía en que las cámaras fotográficas y de televisión habían transformado la forma en la que los públicos de entonces se acercaban a las obras de arte. Para demostrarlo utilizó, precisamente, una cámara de televisión. Su programa fue visto en pantallas que sintonizaron el canal de la British Broadcasting Corporation (BBC), contenido que luego, junto a otros cuatro autores, editó en un libro que se componía por siete ensayos. Tanto la forma —los ensayos no son textuales, algunos combinan el texto con imágenes, y otros dos se componen únicamente por imágenes— como el contenido de este pequeño libro, representan una exposición de reflexiones alrededor del arte que continúa provocando más preguntas hoy.
Harold Cohen: AARON with Decorative Panel, 1992
El arte, por su lado, también ha evolucionado. No sólo describe una trayectoria en cuanto a la llamada “autoridad” en el espacio social, sino que los dispositivos necesarios/disponibles para producir arte se han multiplicado. La práctica de producir obras de arte con la ayuda de algún tipo de tecnología electrónica ya ocupa un lugar importante en el campo de la creación artística. Es el arte digital y también ha evolucionado.
Crear arte con las nuevas herramientas que ofrece la inteligencia artificial es una vía hacia la democratización del arte. La experiencia de crear arte visual y luego de compartirlo en internet, solamente agranda el alcance que tendrán las imágenes. Esta nueva disciplina artística significa la continuación del proceso de desbaratar el “coto social” en el que se convirtió el “coto del arte”, como los llama Berger para expresar esa pátina de aspecto sagrado o espacio mágico en el que se produce y se observa el arte, (1972/2016, p. 32). Mirar arte digital que está al alcance de la mano —literalmente— es algo nuevo que refresca el campo de creación artística y propone nuevos retos para todos los actores que participan en él.
Arte digital
En el arte digital existen varios aspectos y herramientas para crear imágenes. Por un lado, está el conocimiento profundo de las herramientas actuales para generar imágenes con ayuda de algún tipo de tecnología digital generadora, a partir de instrucciones precisas y efectos formales, y con la ayuda de hardware y software especializado pero altamente disponible: basta contar con señal de WiFi y algún dispositivo que logre navegar por páginas de internet, o con descargar aplicaciones. Para generar arte digital, el programa echa mano de bancos de imágenes albergadas en algún lugar de internet. Por otro lado, están los sistemas de producción automática mediante un algoritmo de interpretación, conocidos como “robots pintores”, que cuentan con una variedad amplísima de datos que les permiten crear y reproducir imágenes artísticas.
Harold Cohen’s “Turtle” drawing machine, 1980
El primer robot pintor es AARON, creado en 1973 por el pintor Harold Cohen. Actualmente estas últimas herramientas funcionan como AARON: un software que acumula datos, objetos, relaciones e imágenes, y toda esta información es puesta en operación bajo unas normas y referencias visuales que servirán para procesar y generar imágenes irrepetibles y que tienen un efecto único.
Creatividad
En el caso de la creatividad, ya sea humana o artificial, ninguno de los dos procesos es un tema esclarecido. Los caminos que siguen una persona y un software son igualmente desconocidos.
Recientemente pude leer un artículo que se posiciona a favor del uso de herramientas de la inteligencia artificial para explorar el concepto de la creatividad en la música y en las artes visuales. En dicho texto se analizan los conceptos de creatividad y de comportamiento creativo, y se defiende que las herramientas son sólo eso, lo demás nos toca a nosotros. Los robots más avanzados, como The Painting Fool, Midjourney, Firefly, Leonardo AI, Dall-e, Stable Diffusion, harán una búsqueda de imágenes en internet, imágenes que los seres humanos hemos compartido en distintos contextos. A veces las herramientas podrán aportar algo pero al final de cuentas el prompt solicitado dictará las palabras clave para una búsqueda en un banco de imágenes, y esa información es también generada por personas.
Harold Cohen: Untitled Amsterdam Suite 11, 1977
Harold Cohen: First Athletes, Athlete Series, 1986
Las imágenes creadas por medio de herramientas de inteligencia artificial son el producto de una persona, quien al describir los elementos en una orden textual, el prompt, recibe imágenes que no se repetirán aunque le pida el mismo prompt. El hecho irrepetible es, en sí mismo, un acto de creación en conjunto, un acto co-poiético efímero entre la persona y el software. El talento ahora consiste en conocer la estructura de esos comandos, y también en la posesión de un vocabulario y una sintaxis amplios que logren comunicar conceptos que, a su vez, puedan ser interpretados en formas visuales por un software.
(Las imágenes que acompañan este artículo han sido creadas por la inteligencia artificial; es interesante observar que la interpretación es una función que requiere, tanto en el caso de los humanos como en de las máquinas, de información previa que se acumula: en los humanos esa información conformada por nuestra experiencia se acumula en la memoria, y en las máquinas, en bases de datos.)
Co-creación entre software y personas
La descripción de arte es amplísima como concepto, porque dependiendo del contexto y del ámbito de estudio, la palabra arte podrá referirse a un proceso, a una distinción estética, a determinados objetos, a una práctica, a un mercado, a un mundo… En términos de creatividad, crear imágenes con una intención artística y con ayuda de la inteligencia artificial, genera arte. Esas imágenes, si han sido creadas con la intención de ser arte, lo serán en la misma medida en la que un cuadro pintado al óleo puede ser arte: por sus características formales y por los sentidos que moviliza. Se ponen en circulación, en esas imágenes, sentidos que se desplazan y que llevan consigo opiniones, declaraciones, percepciones, formas, colores, y también posturas políticas, disputas sociales, posturas personales frente al mundo… todo lo que compone una imagen artística. La creación artística con la ayuda de herramientas de la inteligencia artificial requiere tiempo, conocimiento estético y de estilos artísticos, división temática de los intereses personales, y una capacidad para enunciar mediante el lenguaje escrito u oral, una serie de componentes que darán el toque final a las imágenes generadas.
Jason Allen. Théâtre D’opéra Spatial, 2022. Con esta obra el autor ganó el concurso de arte digital de la Feria Estatal de Colorado, en septiembre de 2022.
Parte de la serie Space Opera Theatre. Jason Allen, 2022
El proceso de creación de imágenes digitales con la ayuda de la IA, que incluye tantas categorías gráficas como permita cada software, se vuelve una práctica artística en sí misma, en la que les artistes encuentran un escenario para su desarrollo artístico a través de ir aprendiendo la lógica operacional y visual de cada herramienta. Como todo campo artístico, este tipo de arte digital irá formando, si no es que ya lo tiene, un espacio para tendencias, temas, dinámicas y sentidos puestos en disputa por las personas que crean arte digital.
Bibliografía:
Berger, John (1972/2016). Modos de ver. Gustavo Gil.
Berté, O. (2020). El abrazo de amor de Kahlo, Estrada, Zenil y yo. Una genealogía matrizal desde el cuerpo performativo. Universidad Iberoamericana.
Gadamer, H. G. (2018). Estética y hermenéutica. Tecnos.
López de Mántaras, Ramón (2016). “La inteligencia artificial y las artes. Hacia una creatividad computacional”, en El próximo paso. La vida exponencial, BBVA.
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