El escándalo es un recurso de protesta
- Joaquín Arteaga
- 8 nov 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 12 nov 2023
El pasado 6 de noviembre distintos periódicos internacionales compartieron la noticia de que dos activistas de la organización ecologista Just Stop Oil atacaron con martillos el icónico cuadro La Venus del Espejo, de Diego Velázquez. El escándalo no se hizo esperar.
El medio BBC news recuerda que esta misma obra ya había sido “vandalizada” por la sufragista Mary Richardson en 1914. En ese momento Richardson rasgó con un cuchillo la pintura causando daños en el lienzo. Este episodio fue recordado por los activistas de Just Stop Oil en el ataque del 2023.
"Las mujeres no obtuvieron el voto votando, es hora de hechos, no de palabras. Es momento de parar el petróleo[…] La política nos está fallando. Les falló a las mujeres en 1914 y nos está fallando ahora. El nuevo petróleo y gas matará a millones. Si amamos el arte, si amamos la vida, si amamos a nuestras familias, debemos simplemente parar el petróleo" (BBC,2023).
Los atacantes lograron perforar el cristal protector y actualmente la Galería Nacional de Londres se encuentra evaluando el daño a la obra, pero ¿por qué atacar una obra de arte?
El grupo Just Stop Oil ha atacado en varias ocasiones distintas obras con el mismo objetivo: ganar terreno en los medios de comunicación y visibilizar tensiones particulares del cambio climático como parte de un proyecto económico político neoliberal.
Pintura, pegamento, armas blancas y esta vez martillos han sido utilizados en ataques como herramientas para llamar la atención de la esfera pública. Solo por mencionar algunos de los ataques de Just Stop Oil recordaremos que en 2022 el cuadro de Los girasoles de Van Gogh recibió un ataque con sopa y la cabeza de un activista quedó pegada con pegamento al vidrio de seguridad que protegía a La joven de la perla de Vermeer. En ninguna ocasión la obra sufrió daños y la contingencia del cambio climático sigue siendo una agenda sin resolver, entonces ¿por qué se repiten estos ataques? ¿Qué los hace tan atractivos para grupos como Just Stop Oil?
Podemos encontrar una posible respuesta si nos enfocamos en el valor y reconocimiento que tiene el arte como patrimonio cultural. El valor del arte se sostiene, en parte, gracias a un sistema de valores que le otorga a las obras un lugar privilegiado entre otros objetos, por ejemplo objetos decorativos. Decía Walter Benjamín que este sistema coloca el aura del arte como parte de una actividad heredada de la tradición religiosa de la Europa occidental. El culto a los objetos es una manera de referirse a esta tradición. Los ataques como los de Just Stop Oil se vuelven un escándalo en medios de comunicación porque se interpretan como actos herejes de esta tradición cultual.
Además, como parte de las discusiones públicas; el escándalo forma parte del espectáculo que se vende en medios de comunicación. El escándalo nos da de qué hablar, y en el mejor de los casos lo hace porque interpela el sistema de valores con el que vemos y nos explicamos el lugar del arte. La herejía o protesta del activista juega con el culto a los objetos y el espectáculo como parte de los medios de comunicación. Una postura crítica de estos casos tendría que poner en tela de juicio el sistema institucional y el papel social del arte; no solo preocuparse de las pérdidas materiales.
En este sentido es pertinente pensar en una estética del escándalo o estética vandálica como parte de las actualizaciones que las protestas han tomado dentro del circuito artístico, es decir; el escándalo puede ser visto como parte de un régimen de denuncia en dónde el atentado al patrimonio material es una manera simbólica de confrontar el sistema económico con otras preocupaciones sociales, como la crisis de cambio climático.
La potencia de estos actos herejes se aprovecha del escándalo a partir del performance de dañar el patrimonio cultural. Como se adelantaba al comienzo de este artículo, el peso de estas acciones está relacionado con su repercusión en medios de comunicación. El escándalo, particularmente en medios especializados en temas culturales, se forma con el peligro de perder un sistema de valores que —desde la tradición del culto a los objetos— le otorga a los museos la responsabilidad de cuidar y curar los objetos que ahí se colocan. La preservación material y la criminalización a la protesta son la respuesta característica del régimen cultural. Esta tendencia se confirma si nos fijamos en el énfasis que le dan los medios de comunicación a las repercusiones legales sobre los activistas y en la reparación del daño de las obras afectadas.
¿Pero qué podemos decir desde la comunicación de las artes? ¿Cómo abordar proyectos políticos como el de Just Stop Oil con la producción teórica del arte político? En cuanto a la producción contemporánea, la crítica a estas acciones sostiene distintos matices. Para abrir el diálogo en este artículo sobre la producción artística y sea posible incluir a los artistas como actores del espectáculo mediático, cabe mencionar, como ejemplo, el trabajo del colectivo argentino Mujeres Públicas.
En la exposición Un saber realmente útil –inaugurada el 29 de octubre del 2015 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; el colectivo Mujeres Públicas conformado por Magdalena Pagano, Fernanda Carrizo y Lorena Bossi presentó la pieza Cajita de Fósforos (2005). Lo obra se exhibió en una vitrina y consistia en dos cajas de cerillos: una de ellas muestra un dibujo de una iglesia en llamas, la otra, muestra en el anverso la frase del anarquista Kropotkin: “La única iglesia que ilumina es la que arde”, junto a la consigna “¡Contribuya!” en distinta tipografía y en color rojo.

Cajita de Fósforos, 2005, del Colectivo Mujeres Públicas (Argentina). Museo Reina Sofía (MNCARS). Madrid, 2014. Foto: Anto Rodríguez Velasco
La pieza causó conmoción por parte de diversas asociaciones católicas. La Asociación Española de Abogados Cristianos y Hazteoir.org incluso pidieron al Ministerio de Cultura que la retiraran; a lo que el Museo respondió con una negativa alegando a los derechos de libre expresión. El trasfondo de la pieza de Mujeres Públicas sigue el compromiso de un proyecto político particular: la despenalización del aborto y la denuncia de la criminalización de la iglesia católica en Argentina.
El arte y el vínculo que comparte con proyectos políticos como el de los feminismos, tienen antecedentes en el arte contemporáneo y moderno, especialmente desde los 60’. Por mencionar algunos de estos antecedentes están las Guerrilla Girls, la Unión Feminista Argentina, Polvo de Gallina Negra, Grupo Feminista de Denuncia, entre otros. Escriben Nicolas Cuello y María Laura Gutiérrez investigadores que trabajaron en la exhibición retrospectiva Fragmentos de un hacer feminista “Mujeres Públicas también se constituye desde la historia del feminismo, la memoria de una minoría, marginal a la historia hegemónica, que ellas mismas reconstruyen y actualizan en una prolífica investigación” (Cuello y Gutiérrez, 2017, p35).
Para resumir lo anterior: La promoción y crítica del arte se vinculan de manera profunda con el sistema de valores y criterios culturales que sugiere que el arte es una expresión sensible del ideal moderno de humanidad y patrimonio. Sostener una discusión sobre ¿por qué atacar una obra de arte? es preguntarnos por el compromiso político de diversos colectivos y su transgreción en los discursos que sostienen que el arte objetual debe ser preservado como patrimonio. Catalogar como vandalismo los actos que atentan contra esta noción puede caer en un reduccionismo sobre la eficacia del arte y de las maneras correctas de alzar la voz. El escándalo es un recurso de protesta.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BBC (2023) Activistas atacan a martillazos “La Venus del Espejo” de Velázquez en la National Gallery de Londres. BBC News Mundo, en: https://www.bbc.com/mundo/articles/ce9pzr314dqo
DW (2022) Obra de Vermeer sufre “ataque abierto” con pegamento Deutsche Welle (DW) en: https://www.dw.com/es/la-joven-de-la-perla-de-vermeer-fue-objeto-de-ataque-abierto-con-pegamento/a-63577034#:~:text=Una%20persona%20peg%C3%B3%20su%20cabeza,luego%20de%20lanzar%20consignas%20clim%C3%A1ticas.
Rodriguez, J. (2015) Religión, arte y libertad de expresión, ¿dónde acaba la provocación y empieza la ofensa?. Vida Nueva digital. En: https://www.vidanuevadigital.com/2015/02/06/religion-arte-y-libertad-de-expresion-donde-acaba-la-provocacion-y-empieza-la-ofensa/
Nicolas Cuello y Maria Laura Gutierrez (2017). Mujeres Públicas. La lengua incómoda del feminismo. Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, Córdoba,. https://www.aacademica.org/nicolascuello/48.pdf
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