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La invisibilización del placer sexual femenino

Por Melissa Viayra Rojo



    

Al ser una mujer joven entrando a los 20 años, compartiendo con otras mujeres, nos hemos dado cuenta del miedo y vergüenza que se nos inculca a la hora de hablar del placer y nuestra sexualidad. Por lo que en un equipo de 4 mujeres de entre 18 y 22 años decidimos preguntarnos ¿Cuáles son las causas y consecuencias de la invisibilización del placer de las mujeres jóvenes? 

Diversas investigaciones han abordado el impacto del patriarcado y las normas culturales en la forma en que se percibe y se vive la sexualidad femenina. Judith Butler, una filósofa y teórica de género, ha analizado en su libro "El género en disputa: El feminismo y la subversión de la identidad" cómo el sistema patriarcal y las normas de género prescriben el comportamiento y la experiencia de la sexualidad de las mujeres, limitando su oportunidad de experimentar libremente y sin miedo su sexualidad y placer. 

En el ámbito de la psicología feminista, Carol Gilligan ha investigado la voz y la autonomía de las mujeres en relación con su sexualidad. En su libro "In a Different Voice", Gilligan sostiene que las mujeres han sido socializadas para adoptar una actitud de obediencia que les impide hablar y actuar según sus propios deseos y placeres sexuales misma actitud que forma un sentido de autopercepción que configura la manera de relacionarnos en sociedad. Esa actitud de obediencia supone que vivir libremente nuestra sexualidad reduce nuestro valor como mujeres. 

La teoría feminista lo explica de la siguiente manera, principalmente argumenta que el sistema patriarcal, al privilegiar la perspectiva y los intereses de los hombres sobre los de las mujeres, ha influido en la construcción y percepción de la sexualidad femenina. Las mujeres han sido socializadas para cumplir roles de género específicos y se les ha enseñado que hablar sobre su placer sexual es inapropiado o vergonzoso. 


Preguntarnos cómo vivimos nuestra sexualidad resulta de gran importancia, también a nivel personal, ya que me permite cuestionar qué juicios o prejuicios son realmente míos 

y cuáles me han sido inculcados colectivamente. Además, se convierte en un camino de realización y liberación al abordar un tema que ha sido históricamente censurado y silenciado en lo que respecta a las experiencias sexuales y el placer de las mujeres. A lo largo de los siglos, las normas culturales y sociales impuestas por el patriarcado han influido en la percepción y vivencia de la sexualidad femenina, llevando a la invisibilización y opresión de nuestras experiencias sexuales, así como a la limitación de la capacidad para experimentar el placer de manera libre. 


Al resaltar las consecuencias de esta invisibilización, se contribuye a abrir un diálogo necesario y urgente sobre un problema sistémico profundamente arraigado en nuestra sociedad. Es fundamental comprender los orígenes de esta problemática para desafiar y transformar las estructuras y normas que han perpetuado la opresión y limitado el empoderamiento sexual de las mujeres. 

A través de cuestionamientos internos y diálogos externos, he llegado a entender que todo problema planteado tiene una fuente de causa y sus respectivas consecuencias. Al comprender mi propia sexualidad, he reflexionado sobre las dudas que he tenido en mi vida y notar cómo es que no existen respuestas de fácil acceso. Un factor principal que parece ser la causa de esta falta de acceso a la información y comprensión es el sistema patriarcal y las estructuras opresivas generadas por los principales agentes socializadores, como la familia y las escuelas. La desinformación sobre la sexualidad en estos agentes socializadores a menudo genera miedo en un intento de prevenir algo a veces incomprendido, como lo puede ser el deseo. Esto trae consigo fuertes consecuencias, tales como el miedo, la negación del interés sexual, la falta de reconocimiento del placer, la percepción de la relación sexual como un elemento que gira exclusivamente en torno a las necesidades masculinas y el constante sentimiento de vergüenza al expresar la propia sexualidad. 

La obra "Female Chauvinist Pigs" de Ariel Levy complementa esta hipótesis al señalar cómo las mujeres han internalizado y perpetuado la cosificación sexual, contribuyendo así a la invisibilización de su propio placer sexual. La cultura dominante presenta la relación sexual como algo que gira exclusivamente en torno a las necesidades masculinas, lo cual afecta la autonomía y la satisfacción sexual de las mujeres. 


La invisibilización del placer femenino en México ha sido un fenómeno histórico y social que ha afectado la vida y la sexualidad de las mujeres. Normas y creencias han limitado la exploración y expresión del placer sexual femenino, relegándolas a un papel pasivo en la esfera sexual. Estudios académicos, como el de García-Dauder (2018), señalan que esta invisibilización se debe a una sociedad patriarcal que impone roles de género rígidos, despojando a las mujeres de su autonomía sexual y considerando su placer como secundario o innecesario si no es con fines reproductivos. Esto se refleja en la educación sexual y prácticas culturales, donde la satisfacción femenina es relegada a un segundo plano. 

Como también ya mencionamos, la falta de información y educación sexual adecuada también contribuye a esta invisibilización. La educación sexual en México se centra en la prevención de enfermedades y embarazos, sin abordar integralmente la sexualidad y el placer femenino. Según Pérez-Lizaur (2016), la falta de conocimiento sobre el propio cuerpo y necesidades sexuales limita la capacidad de las mujeres para explorar y disfrutar plenamente de su sexualidad. 

El entorno cultural y religioso juega un papel importante, condenando la expresión abierta de la sexualidad femenina y asociándola con vergüenza y culpa. La moralidad religiosa ha estigmatizado el placer sexual de las mujeres, vinculándolo con pecado y culpabilidad. 

Sin embargo, en los últimos años ha habido avances en la visibilización del placer femenino en México. Movimientos feministas y grupos de activistas han desafiado y cuestionado las normas y creencias limitantes, abriendo espacios para la discusión y transformación de la concepción tradicional del placer femenino. 

Para comprender y demostrar que estos pensamientos forman parte de una realidad colectiva y encontrar respuestas a las preguntas iniciales, se realizó un grupo focal el cual se basa en una técnica de investigación cualitativa que se utiliza para recopilar datos sobre las actitudes, percepciones y opiniones de un grupo de personas acerca de un tema específico. Nuestro grupo focal estuvo compuesto por 5 participantes de entre los 18 y 23 años. Utilizamos técnicas de Guía de discusión, observación y grabación del audio. 


Realizar un grupo focal nos brindó una forma útil de explorar y comprender las experiencias y perspectivas de las mujeres en torno a “La invisibilización del placer sexual de la mujer”. El grupo focal fue útil en este tema porque permitió a las mujeres compartir sus experiencias personales y discutir cómo se ven afectadas. Al discutir sus experiencias en este grupo, las mujeres nos sentimos más cómodas sabiendo que no estamos solas al compartir sus puntos de vista y descubrimos patrones y temas comunes en sus experiencias. 

Durante el grupo focal, los participantes mencionaron tres códigos principales y destacables: la familia, las creencias y el machismo. Estos códigos están estrechamente vinculados entre sí, y aunque son independientes, se entrelazan y se afectan mutuamente. Por ejemplo, el machismo influye directamente en las creencias que se transmiten en las familias y, por lo tanto, en la experiencia de cada persona. Durante el análisis, es importante notar esta conexión entre los códigos mencionados y cómo interactúan entre sí. 


Lo principal que se mencionó durante el grupo focal fue la religión, el machismo que existe dentro de esta y cómo nuestra familia fortalece esa creencia. Familias hablando de lo valioso e importante que es llegar virgen al matrimonio, dándole un valor que lleva a la frustración de si en algún momento “pierdes esa virginidad” pierdes valor, en el dialogo se menciono “es muy distinto a los hombres. Los hombres no sienten ese miedo a si pierdes tu virginidad, vas a ser señalado. Se vuelve algo de alardear. Y nosotras es muy en silencio. Ellos no tienen esta imagen de la Virgen María. Ella tuvo un bebé sin coger. Y ella es el epítome de la feminidad, de lo que debe ser una mujer y de una mujer buena.” 

En este breve fragmento de la conversación, se nota el impacto que las creencias dirigidas por un sistema machista y divulgado por nuestra familia que afecta directamente nuestras emociones y percepciones a lo que es nuestra sexualidad, esta es una de las principales causas por la cual se invisibiliza el placer de las mujeres. Se les invisibiliza marcando la sexualidad directamente como algo malo, como algo impuro que te hará perder valor, inculcando miedo y desvalorización a la mujer. Una de las mujeres del grupo mencionó durante esta parte de la conversación “siento que la ideología con la que creciste siempre te va a perseguir”, siendo esta una de las consecuencias de la invisibilización del placer de las mujeres el tener que enfrentar sus creencias que en la familia se les han impuesto, deconstruirse y poder vivir libremente su sexualidad que las lleve a descubrir el placer sexual que las mujeres también podemos sentir. Fue difícil para muchas el crecer con estas experiencias, por lo tanto, se abrió mucho el dialogo a querer empezar a deconstruirse.


Después de entender el contexto familiar, educativo y de creencias de cada una de las participantes, se pasó a cuestionar directamente cómo habían experimentado su propio placer. Enfocándose en el placer autoproducido, es decir, en la masturbación, se encontró que la mayoría de las experiencias iniciales estaban marcadas por el desconocimiento. Muchas tuvieron que investigar en internet para comprender que las mujeres también eran capaces de masturbarse y entender lo más básico de su cuerpo, ya que en su infancia, a la edad de 9 años o incluso antes, no sabían realmente cómo funcionaba o qué era lo que hacían. 

El testimonio de las chicas reflejaba una profunda incomprensión de su propio cuerpo y el miedo a tocar partes íntimas, ya que se les había señalado la importancia de no tocarlas, considerándolas sucias. Es sumamente fuerte pensar de esa manera, especialmente cuando, en cuestiones de higiene y cuidado personal, es fundamental prestar atención a los genitales de las personas. Por otro lado, también se mencionaba el miedo a ser vistas por Dios o percibidas por alguien más, sintiéndose atrapadas haciendo algo "malo", como si fuera algún tipo de delito. 

Otra cuestión sorprendente que se mencionó fue que, a una edad temprana, en la primaria, los niños y niñas comenzaban a hablar de sexualidad, pero solo se referían a la masturbación masculina. Las niñas, en cambio, desconocían por completo que también existe la masturbación femenina, y es igualmente importante que comprendan su propio cuerpo así como el de los demás. En estos fragmentos de diálogo, nos adentramos en el placer sexual femenino a través de la autoexploración de la masturbación, evidenciando cómo las influencias de la familia y sus creencias afectan fuertemente la capacidad de las mujeres para disfrutar plenamente de su propio placer sexual. 


Continuando con la conversación sobre el placer sexual, se les preguntó a las chicas si alguna vez habían experimentado un orgasmo. Las respuestas fueron diversas, y muchas de ellas hasta la fecha desconocían a qué se refiere, cómo se siente o cómo se produce. Durante la discusión, se mencionó la idea de que se nos ha vendido una idea errónea del orgasmo y se habló de las posibles malinterpretaciones sobre este tema: "siento que también se nos ha vendido una idea del orgasmo muy culera, obvio por el porno y por el falocentrismo". 

En la pornografía se observa la presencia del machismo, que se manifiesta a través del enfoque exclusivamente masculino, lo que invisibiliza el placer femenino. Una de las consecuencias de este problema es que muchas mujeres no han podido experimentar completamente su propio placer sexual, e incluso pueden desconocer que son capaces de llegar al orgasmo, que se considera la cima del placer sexual. Sin embargo, es importante señalar que el orgasmo no es el único objetivo del placer sexual, sino solo una de las respuestas más intensas que nuestro cuerpo puede generar. 

Además de la falta de conocimiento sobre el orgasmo, las participantes también expresaron su preocupación por la presión social y las expectativas que se tienen sobre las mujeres en relación con el sexo y el placer. Se mencionó que existe una doble moral que juzga y estigmatiza a las mujeres que disfrutan abiertamente de su sexualidad, mientras que a los hombres se les permite y hasta se les alienta a explorar y expresar su placer sexual sin restricciones. Esta situación genera culpa, miedo y confusión en muchas mujeres, quienes se ven limitadas en su capacidad de disfrutar plenamente de su sexualidad. 


Me parece importante enfatizar en esta doble moral heteronormativa que se nos obliga a generar como mujeres en relación con nuestra sexualidad y placer. Por un lado, se nos presiona para ser sexualmente atractivas y complacer a los hombres, pero por el otro, se nos juzga y estigmatiza si disfrutamos abiertamente de nuestra propia sexualidad. Esta doble vara de medir genera una gran confusión e inseguridad en muchas mujeres, quienes terminan reprimiendo su deseo y placer por miedo a ser tachadas de "putas" o "fáciles". 

Además, esta doble moral se extiende más allá del ámbito sexual. También se nos exige ser madres abnegadas y esposas perfectas, mientras que nuestras necesidades y deseos personales quedan relegados a un segundo plano. Se nos enseña que el placer y la realización personal son cosas que deben posponerse hasta que hayamos cumplido con nuestros "deberes" como mujeres. 

A lo largo de nuestra conversación, se han puesto de manifiesto diversos aspectos que afectan la percepción y vivencia del placer sexual en las mujeres. Entre las conclusiones más importantes destaca la influencia del machismo en la invisibilización del placer sexual femenino. Este fenómeno no solo se manifiesta en la cultura popular, como en la pornografía, que a menudo presenta una visión distorsionada y centrada en el placer masculino, sino que también se internaliza en las familias y comunidades, perpetuando la cosificación sexual y generando sentimientos de culpa y vergüenza. 

La familia juega un papel crucial en la formación de nuestras creencias sobre la sexualidad. Desde una edad temprana, muchas mujeres son educadas en un entorno que les enseña a considerar su placer como algo sucio o inadecuado. Este condicionamiento puede llevar a una desconexión con su propio cuerpo y a la falta de conocimiento sobre la sexualidad. Por ello, es fundamental desmitificar y desaprender conceptos erróneos sobre la sexualidad femenina. Al hacerlo, se abre la puerta a una mayor exploración y disfrute del propio cuerpo, permitiendo que las mujeres podamos sentirnos seguras para vivir nuestra sexualidad de manera plena y auténtica. 


Además, es esencial reconocer el placer sexual femenino como una parte integral de la vida. Hablar abiertamente sobre estos temas, compartir experiencias y fomentar un diálogo honesto puede ayudar a desmantelar los tabúes que aún persisten. En este sentido, es alentador observar que, en la actualidad, hay un creciente espacio para discutir la sexualidad femenina, lo que indica que hemos avanzado en la deconstrucción de viejas creencias y en la reivindicación de nuestro derecho al placer. 

Como mujeres jóvenes que entran en su vida sexual, es vital reflexionar sobre nuestras propias experiencias. ¿Cuántas veces hemos sentido la presión de conformarnos a las expectativas sociales sobre cómo deberíamos experimentar el sexo y nuestro cuerpo? ¿Qué miedos o inseguridades nos han acompañado al explorar nuestra sexualidad? 

Estas preguntas son cruciales para entender no solo nuestras vivencias individuales, sino también para contribuir a una conversación colectiva que promueva la aceptación y el disfrute del placer sexual. 

Además, hablar abiertamente sobre estos temas permite acceder a una mejor educación sexual. Una educación sin miedo nos ayuda a comprender cómo prevenir enfermedades e infecciones de transmisión sexual, así como a evitar embarazos adolescentes o no deseados. Es fundamental abordar estos temas con honestidad y sin tabúes, resolviendo dudas y encontrando respuestas de fácil acceso. Una educación adecuada no debe ver la sexualidad únicamente como un medio de reproducción, sino como un elemento básico en nuestras vidas que fomente el goce. 

También es importante mencionar que cada persona vive su sexualidad de manera única e irrepetible; no existe una receta única para disfrutar o alcanzar nuestro placer. Es esencial seguir investigando, informándonos y explorando nuestro propio cuerpo y mente, así como desarrollar un espacio seguro en nuestras relaciones o vínculos sexuales. Esto nos permitirá preguntar a la otra persona cómo vive su sexualidad y abrir un espacio para reconocer y validar las distintas disidencias sexuales. 

En conclusión, al reconocer y validar nuestras experiencias, podemos comenzar a vivir plenamente nuestro placer sexual, no solo como mujeres, sino como seres humanos. La exploración de nuestra sexualidad no debe ser un camino solitario; al contrario, debe ser un viaje compartido, donde cada una de nosotras se sienta libre de expresarse y disfrutar sin miedo ni culpa. La invitación está abierta: hablemos, compartamos y celebremos nuestro placer en la manera en que nos sintamos más cómodxs y segurxs. 



Referencias


Butler, J. (1990). El género en disputa. Recuperado de https://www.lauragonzalez.com/TC/El_genero_en_disputa_Buttler.pdf

García-Dauder, S. (2018). La construcción histórica del placer femenino. Universidad de Valencia.

Johnson, L. S. (2017). Invisibilización del placer femenino: Un análisis desde la perspectiva de género. Revista Internacional de Estudios de Género, 8(1), 75-90.

Levy, A. (2012). Author Ariel Levy Explores Raunch Culture. Recuperado de https://www.hamilton.edu/news/story/author-ariel-levy-explores-raunch-culture

Pérez-Lizaur, A. B. (2016). Educación y sexualidad: perspectivas para el siglo XXI. México: Fondo de Cultura Económica.

Smith, A. (2019). La invisibilización del placer femenino y su relación con el patriarcado. En J. Díaz (Ed.), Perspectivas de género en la sexualidad contemporánea (pp. 87-103). Ciudad de México: Editorial Porrúa.

 

 

 


Agradecemos a Liza Tinajero Lacouture, Daniela Olmedo Carreto, Ximena Montes de Oca, Rocío del Carmen Medina Ramírez en la realización de esta investigación.

 

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